Vientos 2

Es sábado. No como suele ser.
Suficientemente monótono como morir.
Pero no hoy, hoy las nubes pueden ver
y el cielo tiene pensado subir.

Los caminos paralelos comienzan a torcerse,
a hundirse, a perderse, a girarse y ocultarse.
Sabado eres.

Un día, dura más que toda esa semana.
Y en la mesa mi café, mejor sabe
al pensarse poco lejos de la ventana.
Un día termina rápido después de una semana.

Sábado, tranquilo sábado,
a las nubes el suelo ha sido dado.
Quizá limpiar un poco no estaría mal,
el agua que las nubes sueltan basta

y sobra para limpiarnos de culpas.
Todos esos sentimientos de culpa,
pegajosos y obsesivos como un vaivén,
atrapando nuestros pocos y pequeños demonios van y vienen.
Y por fin pueden limpiarlos.

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