Domingo

Despierto un domingo escuchando 4 Non Blondes, en partícular What’s up.

¿A caso he de levantarme de mi cama? ¿A caso debería bañarme? ¿A caso tengo que hacer tarea? Si salgo, ¿alguien estará esperándome? Tal vez sea mejor preguntar otras cosas: ni siquiera es mi cama, ¿debería levantarme de ella? ¿a qué hora estaría bien que me bañara? ¿debería esperar que alguien estuviese esperando mi regreso? ¿Son, esas preguntas, correctas? No lo sé. No sé qué pasará si salgo de mi cuarto, ni si me veo mejor como me veo o como me veré, mucho menos sé si alguien estará a mi regreso. Entonces me levanto para contestar esas preguntas.

Termino de no hacer nada escuchando a Clodplay con The Scientist.

Cangrejos

El mundo ya se acabó y ni siquiera nos dimos cuenta. No fue el 21 de diciembre de 2012, no fue en el 6 de junio de 2006, no fue en el año 2000 y mucho menos fue durante cualquiera de las guerras del siglo pasado. Tampoco fue por un apocalipsis zombi, ni por una invasión alienigena, ni por las profecías de una cultura milenaria, ni por un virus mortal, ni por una modificación en la linea temporal de algún conquistador, ni porque los robots se volvieran locos, ni un planeta chocó contra la tierra, ni fue el calentamiento global. No fuimos jueces pero sí verdugos.

Cuando nos damos cuenta, muchos dejan sus propias armas y corazas fuera del mundo y de sí, para volver a sus hogares y simular que no ha pasado nada. Nos desprendemos de nuestros deseos y aceptamos lo que nos habían estado vendiendo. Nos perdemos a nosotros mismos y aceptamos lo que el legado de otros nos ha dicho que somos y repetimos las mismas mentiras cada día frente al espejo.

Y es el mundo el que tiene la culpa, no tú. El mundo tiene la culpa de acabarse. Es la humanidad la que buscó su castigo y por eso un ente mayor había de ser el verdugo. Son los políticos los que causaron el problema. Es la iglesia quien nos mintió. Es el capitalismo que le quitó el valor a las personas y se lo puso a las cosas. Es el comunismo que nos reprimió. Eso nos dijimos. Alguien más determinó la fecha y el modo para nuestro castigo. Solo había que arrepentirnos y todo estaría bien. Pedirle perdón a las piedras o a las ideas. Nos quedamos esperando. Creyendo que podríamos ser uno de los 144 elegidos por algún dios para entrar de nuevo al cielo.

Soy una piedra que rueda
porque la noche está inclinada y no se le ve el fin.

Crónicas de autobuses, camiones y demás VII

Después de tres meses de creer haberla olvidado, estaba con Ella a mi lado. Maldita coincidencia (que por cierto no existen). Yo había tomado el Matamoros y ella se subió unas cuadras después, en la calle que lleva a La Alameda. No harán más de 10 días que estuve ahí con Gabriela*, paseando entre la pequeña multitud de gente que todavía visita tal plaza. Sentado en mi lugar observaba por la ventana recordando aquella tarde y fue cuando sentí alguien colocándose a mi lado, era Ella, la verdadera. No un producto de mi imaginación. Después de un largo silencio me saludó, y por cortesía hice lo mismo. Ambos sabíamos nuestra condición de expareja y el final turbio que tuvimos no ayudaba mucho en estos encuentros casuales. Sí, la saludaba en el trabajo cuando la veía, siempre por respeto a lo que alguna vez tuvimos. Y ahora, viajando en el mismo transporte, parecía que al fin lo hablaríamos.

Se llegó el final de su trayecto y no había dicho nada. Durante el camino pronunció algunas palabras y frases irrelevantes, yo contesté con respuestas y comentarios irrelevantes. No tocamos el tema. Supuse que bajaría, más no lo hizo. Una sonrisa tímida de mi parte fue la respuesta a esa pregunta que me acababa de hacer al no bajar. Llegamos hasta donde yo habría de llegar y baje del autobús, Ella conmigo. Pronto estuvimos bajo un árbol y fue cuando, estando con Ella, recordé a Gabriela y las situaciones que me había orillado a separarme de ella.

*Creo que después de seis capítulos es necesario aclarar que Gabriela no es la misma que Ella (con «E» mayúscula). Creo que algunos se habrán podido percatar de eso en los otros textos, pero para evitar confusiones futuras quisé aclararlo aquí de una vez por todas.